jueves, 15 de noviembre de 2012

Carta abierta a Motorola Colombia


Señores Motorola Colombia

Hola, mi nombre es Mauricio Riveros, soy fotógrafo y realizador audiovisual, trabajo con poblaciones en condición de vulnerabilidad, tengo un gato que se llama Tenosh, soy hincha de Santa Fe y odio el reggaetón. Me presento, por que no soy un deportista famoso, una estrella de telenovelas, un bloguero, twittero o periodista famoso, director de revista o programa de tv; Tampoco soy un músico destacado, un político incluyente ni amigo de algún ejecutivo de su empresa o de las empresas operadoras que venden sus teléfonos, soy, un  simple cliente.

Como cliente de Motorola, desde que era muy niño, he tenido cercanía y gusto por la marca, grandes localizadores, beppers, y muchos teléfonos, sumados a lo que parece ser una empresa que brinda seguridad y liderazgo, sumados a, acéptemelo, un logo que se parece al de Batman, hicieron posible esa afinidad. Como es lógico en los que somos clientes, invertimos en los productos que nos gustan, y de estos esperamos, un funcionamiento óptimo y respaldo.

En el último año y medio no he tenido uno, ni dos, ni tres sino cinco teléfonos Motorola, de los cuales he comprado cuatro a través de mi operador (un spice key, dos defy y  un Razr) y un  Defy dado por garantía en el servicio técnico de Tigo. Cinco smartphones en año y medio no responde a que tenga cinco líneas, no, tan solo tengo dos. Tampoco he perdido ninguno y evidentemente no los colecciono; ¿la razón? La manufactura de sus Defy es pésima, que digo pésima, peor que pésima.

El primero de ellos murió a los cuatro meses por una falla de software, el cambio de este y segundo terminal fue otro Defy, visitó el servicio técnico dos veces, audífono dañado y, de nuevo, problemas de software, este  fin de semana, simplemente murió. Pero para morir tuvo que bloquearse un centenar de veces, apagarse solo, resetearse, perder datos. Casi al mismo tiempo, el otro terminal Defy, el tercero, corrió con la misma mala suerte, muerto después de 13 meses de sufrir de apagones constantes y bloqueos de pantalla.
¿Qué esperaría un cliente de su marca? Honestidad, respaldo, respeto. Si tienen un terminal de tan baja calidad, lo lógico es ofrecer alternativas, equipos diferentes que corrijan los errores, retirar del mercado un pésimo equipo y no esclavizar a los usuarios a perder datos, a hacer filas, a vivir perdiendo el tiempo en servicios técnicos, reconfigurando terminales, hasta que se cumplan los doce meses de garantía.

Con una inversión cercana a los dos millones de pesos, nada para una empresa multimillonaria pero una suma importante para una persona en tan solo año y medio en aparatos celulares, la respuesta de mi operador es que simplemente ya pasaron 12 meses y que el fabricante, no puede hacer nada más por mi, como si remendar malamente unos terminales defectuosos hubiera sido el gran favor, como si fuera el culpable de que Motorola saque un pésimo equipo al mercado y que el operador decida venderlo. Posiblemente haya sido culpa mía, o de la mala suerte, que me dejó los tres aparatos defectuosos de miles, seguramente no es así, ya que tan solo consultar “Problema Motorola Defy” arroja más de 800 mil resultados en google, ¿adivinen cuantos salen tipiando lo mismo en ingles?

Seguramente perder un simple cliente no les importe, al fin y al cabo no soy un bloguero famoso, un periodista de tecnología, un músico, político o estrella del deporte o la tv. Pero recuerden que los que compran sus teléfonos no son ellos, los que compramos sus teléfonos somos simples clientes.

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